Running

Joan lo inició todo. Llevaba ya un mes y medio desde que había empezado a ir al Dir y me gustaba ver cómo cada vez me encontraba mejor físicamente. Me había convertido en un asiduo a las clases de spinning y ya prácticamente no iba a nadar. También había encontrado ya "el Camino de Sant Ramon" y había ascendido por primera vez en mi vida a una buena montaña con cara y ojos... todo iba viento en popa en mi mejoría de estado físico, y en mi familia estaba a punto de incorporarse un nuevo y precioso niño, Joan, nuestro tercer hijo.


Joan nació un 22 de octubre de 2010 de madrugada. El día anterior yo fui a Madrid por trabajo y llegué con Mercè ya con contracciones... ¡Qué justo me fue! Al llegar a casa nos fuimos enseguida al hospital y ¡casi no llega el médico! Joan tenía ganas de salir y conocernos, no cabe duda. De nuevo Mercè se comportó como una super mamá y le dio el pecho durante más de seis meses, al igual que había hecho con Guillem y con Clara.


Yo, naturalmente, me cogí la baja por paternidad y estuve al lado de ella e intentado llenar el hueco que ella no iba a poder destinar a Guillem y Clara: levantarlos, vestirlos, llevarlos a la parada del autocar, a la guardería, irlos a buscar, jugar con ellos, darles nuestro amor... en definitiva hacer de padre!


Aquellos días suponían que, obviamente, no podría pasar por mis ya queridas clases de spinning, así que me planteé qué podría hacer para seguir en mi proceso de ganar forma física... Y así es como se me ocurrió que quizás podría aprovechar aquellas bambas cutres Kalenji que un día me había comprado y que utilizaba para ir en bici. Así, un 26 de octubre de 2010 a las 14:34 horas me puse a correr por primera vez... corrí unos 5 kilómetros en media hora y... ¡la verdad es que me pareció un auténtico coñazo! Fui a correr alrededor de un parque urbano cerca de mi casa, no me sentí mal del todo y pensé que podría repetir algún otro día, así que el 29 de octubre fui a hacer el mismo recorrido, esta vez después de dejar a mi hijo en la parada del autocar (antes de las 8 de la mañana), otros 5 kilómetros... Así poco a poco empecé a meter un poco de running en mi rutina que estaba básicamente centrada en el spinning y cuando podía, la MTB. Un día a la semana en el DIR empecé a correr en la cinta, poco rato, combinándolo con alguna otra actividad, poca cosa. Me convertí en un corredor esporádico de cinta, aunque ahora ya sí me compré unas zapatillas más decentes de marca Kalenji.


Así estuve con mi muy leve afición al running hasta que el 8 de Mayo de 2011 la cagué: fuimos a pasar un domingo a Sitges con unos amigos y al cabo del rato me di cuenta que me había dejado el móvil en el coche a la vista, así que me fui corriendo con unos zapatos planos como una mala cosa y... lo pagué. Al cabo de nada empecé a notar un dolor horrible cuando me levantaba de la cama que hacía que casi no pudiera apoyar el pie. Al cabo del rato el dolor remitía, pero de vez en cuando reaparecía, Era un dolor que te daba la sensación de tener algo clavado en la planta del pie... Así que me fui al traumatólogo y el diagnóstico fue claro: FASCITIS PLANTAR. Tuve que dejar de correr, pero es que incluso cuando hacía spinning me dolía. Así que adiós al running por una temporada (según el médico).


Todo siguió así hasta que 3 meses después decidí probarme corriendo por la autovía que va de Llafranc a Palafrugell, 5 kilómetros que corrí satisfactoriamente, sin dolor. Así volví poco a poco al running. Todo esto hasta que descubrí el running como una manera de hacer rutas no monótonas y divertidas: un día (más bien una noche) con Pau Codina ( el padre de una amiga de mi hijo mayor, Guillem) fui a correr por al lado del río en El Prat y los campos de payés... ¡me encantó! Así, fui combinando MUY de vez en cuando el correr con mis queridas clases de Spinning y mi querida MTB...


Y llegó el momento en que empezó a cambiar ligeramente la cosa: hasta que Mercè me sugirió que me apuntase a la carrera de fiesta mayor del pueblo, la Cursa del Prat. Esta es una carrera gratuita de 10 kms que se hace coincidir con la Fiesta Mayor del Pueblo. Me apunté yo y mi hijo (hacen una carrera de 400 metros para los más pequeños), pero yo tenía mis dudas... ¡nunca había corrido en un carrera y nunca había corrido 10 kilómetros! Ya le avisé a Mercè que era muy probable que no pudiera acabarla, pero... la acabé y la verdad es que me encantó la sensación de participar en una carrera, me pareció todo muy diferente... así que el gusanillo del running se fue metiendo dentro de mí. A partir de entonces fui metiendo un mínimo de un día a la semana de running en mi rutina, además ya procuraba hacer algo más de 5 kilómetros y... corrí mi segunda carrera el 13 de noviembre de 2011, de 5 kilómetros, la Cursa per la Vida del Prat (para recaudar fondos contra el cáncer).




De este modo, el running se ha metido como algo más en rutina de deporte, e intento hacer como mínimo 2-3 sesiones a la semana. Ahora la cinta sólo recurro a ella cuando fuera hace un calor horrible (como estos días), prefiero montarme mis rutas por fuera del Dir y conocer el terreno dejando que mis piernas me lleven. Ahora hago un promedio de 60 a 80 kilómetros de running al mes y realmente valoro que me permite hacer ejercicio como dicen los ingleses anywhere, anytime,  casi sin ninguna preparación a nivel de material. La verdad, el running es perfecto para un padre de familia numerosa como yo.

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