CRÓNICA XIII TRIATLÓN DE MATARÓ 2013
El pasado 2 de Junio de 2013 tuve la oportunidad de disputar
¡finalmente! mi segundo Triatlón. En 2012 debuté en esta modalidad en esta
misma prueba y mi valoración, al cabo de unos días, fue positiva. Tras ello
decidí volcarme más en esta modalidad, comprarme bici de carretera y neopreno,
y me apunté a la Triatlón de Gavà (a la que no fui por quedarme dormido y que
de hecho por mal tiempo convirtieron en duatlón) y luego a la de Vilanova (que
no fue triatlón y convirtieron en carrera a pie de 8 kms). Así desde que cumplí
mis dos principales retos de inicios de año, finalizar las Medias Maratones de
Barcelona y El Prat, me centré en entrenarme para triatlones con sesiones de
piscina, bici y carrera a pie de la mano de Andreu López, mi entrenador
personal de www.mybestchallenge.com
. Me había aplicado bastante bien, con alguna semana en la que no lo había
podido cumplir bien del todo, pero con buenas sensaciones en la piscina y la
bici (sesiones indoor y outdoor, las menos) y con dudas en la carrera a pie por
mis lesiones de periostitis y una incipiente fascitis plantar.
La noche antes me preparé minuciosamente el material y fui a
revisar la presión de mi bici de carretera cuando ocurrió algo que podría haber
acabado muy mal: fui a inflar las ruedas de la bici y al tocar la válvula se
desinfló la rueda delantera completamente. Conecté mi mancha de pie con su
manómetro y… no funcionaba, estaba rota. Fui a continuación a buscar si tenía
otra mancha de mano, pero no la encontré. Eran pasadas las 12 de la noche y
tenía la rueda de mi bici totalmente desinflada y yo sin mancha. Menos mal que
se me ocurrió bajar al párking de casa y buscar si entre las numerosas bicis de
los vecinos podía localizar una mancha de mano. Así di con un par de ellas y
con una pude inflar la rueda de mi bici, aunque sin ser la presión que
realmente necesitaba (bombear a mano es complicado).
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Dejando todo listo en el box antes de la salida: bici, casco, gafas, zapatilas bici y toalla para los pies |
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Me tocó ser de los últimos en la zona de boxes. Instantánea antes del inicio de la prueba, los triatletas preparándolo todo |
Por la mañana me levanté temprano, a las 6 de la mañana
cuando sonó el despertador. Desayuné paleolíticamente como de costumbre (tortilla,
zumo y café), cargué el material en el coche y a Mataró. Llego temprano y en
seguida consigo mi dorsal y gorro (nada que ver con la insufrible cola del año
pasado). Voy al coche, recojo todo me voy a la entrada de boxes y me doy cuenta
que no llevo el DNI, vuelta al coche y tras 10 minutos rebuscando encuentro el
DNI. Vuelta a boxes donde deposito mi bicicleta en uno de los últimos boxes (me
tocará caminar descalzo un tramo muy largo en la T1, a diferencia del año
pasado que estaba más cerca). Charlita de rigor con los compañeros de box
comentando la inquietud por la temperatura del agua, nos ponemos el neopreno y
vaselina a toneladas. Decido tomarme antes de la salida uno de los dos geles
que he traído. Al llegar a la línea de salida, ya sólo me quedan 5 minutos
antes de la salida de las chicas (¡cachis la mar el puñetero DNI no me va a
permitir calentar como es debido!), a pesar de ello me meto en el agua para
nadar muy poco pero como mínimo tomar consciencia de la temperatura del agua y
mis sensaciones, que son francamente buenas. Salgo del agua y me pongo a charlar
con otro “non-federato” como yo que va con un neopreno de windsurf de manga
corta y pantalón corto. Salen las
chicas, al cabo de un par de minutos los triatletas discapacitados
(impresionante), luego los hombres federados (la gran masa) y por último “la
plebe”, los no federados. Como el grupo no es muy numeroso, me coloco en el
centro de la línea de salida en primera fila para empezar nadando tranquilo.
Dan la salida y directos hacia la primera boya (el circuito tiene forma
trapezoidal) las sensaciones buenas, sin agobio por el neopreno (como el año
pasado), sintiéndomelo “mío” y con un ritmo medio-rápido sin ir agobiado.
Recibo algún golpe y me choco con algún que otro participante, pero nada grave
(lo del grupo de los federados debe ser golpes contantes), al cabo de nada
alcanzamos la primera boya y veo todo el rato que he ido bien orientado, sin
hacer eses (luego la gráfica del Garmin lo demostraría). Giramos a la derecha en dirección a la segunda boya y voy nadando
bien, vuelta en la otra boya y cogemos una leve diagonal en dirección la
alfombra de salida y hacia la transición. 16 minutos 15 segundos, unos 3
minutos y medio mejor que el año pasado ¡bien! Me pongo en pie e intento
localizar la cinta del neopreno de la espalda, pero no hay manera de pillarla,
me paro hasta que doy con ella mientras me adelantan varios triatletas. Me
empiezo a sacar el neopreno y entro en la zona de boxes que se me hace
interminable caminando descalzo y teniendo la bici muy muy lejos (pierdo aquí
un tiempo precioso, en total más de 4 minutos en esta transición).
Salida de los federados, nosotros seríamos los últimos |
Me calzo calcetines y zapatillas de bici, gafas, casco y
dorsal y ¡a por ello! Me siento fuerte en la bici y veo que he salido con
varios triatletas y pienso que igual podremos hacer “grupeta” para ir dándonos
relevos y así ir más rápido, pero… como el año pasado no hay manera. Me cruzo
con varios posibles ciclistas candidatos a engancharme, pero o van a velocidad
de avión (porque son federados y es su segunda vuelta) o muy lentos para el
ritmo que yo soy capaz de dar. Así que prosigo mi “aventura” en solitario
viendo que soy capaz de marcar buenos parciales todo el rato, al
final de la primera vuelta me doy cuenta de que tengo un tipo “chupando
rueda” (por lo que parece llevaba un rato), así que espero a que él me dé el
relevo (aunque sea “grupeta” de 2 algo es algo). Miro de vez en cuando atrás,
hasta que finalmente se da por aludido y me adelanta, descanso unos segundos
“chupando su rueda”, pero veo que el hombre no tira lo que yo tiraba y estamos
bajando el ritmo. Así que no llega a un minuto que estoy detrás de él, que
decido pegar un tirón, adelantarlo y dejarlo atrás, como así sucede. Por tanto, prosigo el sector como ciclista en
solitario, procurando hidratarme bien e
ir bebiendo del bidón. El circuito de
Mataró de bici es fantástico para iniciarse al triatlón: casi totalmente plano,
cerrado al tráfico y casi todo al rato pedaleando paralelo a la costa. Es en
este momento que tomo consciencia de algo que a veces no se valora y me digo:
“disfruta Hugo, disfruta este momento, que es para lo que te has estado
entrenando todos estos meses”. Y disfruto, vaya si disfruto: yo con MI bici (no
como el año pasado que era alquilada) pedaleando contra el crono y sintiéndome
fuerte. Mientras tanto voy mirando mi reloj y veo que muy mal tendría que
hacerlo en los 5 kilómetros finales para no superar mi marca del año pasado,
aunque bajar de 1 hora y 20 minutos es imposible. Eso aunque tenía la confianza
puesta en hacerlo muy bien en el running ya que he bajado 7 kgs de peso en los
últimos 2 meses gracias la Paleodieta (y eso se ha de notar en una mayor punta
de velocidad), además el último entreno que hice en Bonmont de 18 kms de bici +
4 kms de running me noté muy rápido y bien corriendo.
Llego finalmente al final del circuito de bici tras pasar
por el túnel que pasa por debajo de la carretera y vías del tren. Llego a la
raya donde hay que descalarse y seguir corriendo hasta tu puesto en el box
(aunque digan lo contrario, no es lo mismo tener tu bici al principio que al
final, ya que si puedes calzarte en seguida las zapatillas de running, correrás
mucho más rápido y a gusto que corriendo con calas puestas, haciendo una mejor
T2). Finalmente llego a mi lugar en el box, dejo mi bici, me quito las
zapatillas de bici, me pongo las de running (y me olvido de cerrarlas con los
cordones elásticos) y cometo un error garrafal: me tomo otro gel y bebo más
líquido (donde pierdo unos segundos preciosos). Al ir a salir de la zona de
transición me avisan que llevo mal puesto el dorsal (lo llevo detrás en vez de
delante) y me doy cuenta que no llevo atadas las bambas (otros segunditos más
de pérdida de tiempo). Al salir finalmente de boxes empiezo la carrera a pie y
cometo otro gran error: nos ofrecen agua a los triatletas y decido coger una y
beber. Después de ello me noto MUY pesado de estómago, con malas sensaciones:
la mezcla de gel + bebida isotónica +
agua es letal para mi organismo y las sensaciones no son nada buenas. Así que
corro muy por debajo del ritmo que quería hacer (entorno o por debajo de 5
mins/km). Me lo tomo con filosofía: sigo teniendo margen de sobra para hacer
MMP, con lo que hay que acabar de la mejor forma posible. El circuito de
running de este triatlón es muy ameno, a lo largo del espigón del puerto de
Mataró ir y volver dos veces, con el mar al lado. Además es el mejor momento
para ir viendo la cara y fijarse en los triatletas con los que te vas cruzando.
Poco a poco voy mejorando mis sensaciones (sin ser buenas en absoluto) y mis
parciales mejoran levemente. Al final de la última vuelta, el tipo de la organización que hay en el punto
más lejano del espigón donde hay que volver y dar la vuelta te anima diciendo,
va que sólo quedan 1500 metros. Es justo donde me pongo a apretar con más ganas
, ya que ahora mis piernas y, sobretodo, mi estómago me lo permiten. Veo ya los
arcos de meta, aprieto todo y más y… FINISHER. Otra para el saco y de nuevo
levanto los brazos en señal de victoria: 1 hora 24 minutos y 15 segundos, unos
dos minutos y medio mejor que el año pasado y eso que mi sector de running ha
sido mucho peor y he hecho muy malas transiciones. Todo lo he ganado en el
agua.
Al acabar la carrera, me pongo en cola para recoger mi bolsa
del corredor (con otra camiseta técnica azul, este año todas son de ese color)
y mi ansiada bebida isotónica (que no queda) y algo de comer, donde también
solo logro pillar un par de cachos de plátano y un trozo de melón. Es una pena,
pero los no federados, que hemos pagado más, al salir los últimos no queda casi
nada para nosotros, no está bien aunque el resto de la organización es muy
buena.
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Finisher y de vuelta al box |
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Con mi camiseta técnica de finisher y de vuelta para casa |
Al llegar a boxes, recojo el material, me saludo con los
vecinos de box, fotos para la posteridad y vuelta para casa de papá-triatleta.
Ahora, una vez transcurridos unos días y después de mi
segundo tri, cada vez más enamorado del triatlón y con ganas de repetir otro y
mejorar allí donde sé que lo puedo hacer mejor: en la bici si consigo pillar
rueda algún día (¿me hago de un club y me federo?, así como mínimo no iría solo
a las carreras) y en la carrera a pie si no hago el tonto con tanto gel y tanta
porquería. ¿Próximo reto? De momento
apuntado al Triatlon de Gavà en distancia olímpica el 29 de septiembre, mi
debut en la distancia, aunque antes me gustaría hacer algún otro sprint…
¿Badalona? ¿el de la Vila de Barcelona? Ya veremos, ya que hay que compaginar
entrenos, familia y trabajo y a veces (casi siempre) es casi imposible llegar a
todo y no morir en el intento.
Salud y kilómetros
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