Este 16 de marzo tuve la oportunidad de disputar mi primera
maratón. La verdad es que desde que empecé a correr el hecho de correr 42,195
Km me parecía una distancia casi sobrehumana cuando el hecho de correr 10 kms
me parecía toda una proeza. Pero con el tiempo te entrenas y tu cuerpo asimila
que “10 kms no es nada”, que 12 kms es asumible, que 15 kms en realidad es algo
más de 1 hora y 20 minutos corriendo, hasta que acabas tu primer medio maratón,
tu segundo y coqueteas mentalmente con la idea de LA DISTANCIA. La verdad es
que el hecho de que varias personas relativamente próximas fuesen corredores
asiduos a la maratón de Barcelona (los Cangreburguer, Crespi) hace que veas que
es algo alcanzable con un entrenamiento adecuado.
Así debió ser al acabar le
Behobia-San Sebastián en que le pregunté a Andreu López, mi entrenador personal
de mybestchallenge.com, sobre la posibilidad de preparar la madre de las
distancias del running y mis dudas acerca de la posibilidad de disponer de
tiempo para entrenar. Él me ayudó a acabar de decidirme y me apunté a la
Maratón de Barcelona (además gratis cortesía de Zurich Seguros gracias a los
varios seguros que tengo con ellos). Así empezó mi planning de entrenamiento
que he ido siguiendo como y cuando he podido, madrugando, haciendo tiradas de
21 o 30 kms a las 10 u 11 de la noche, robando tiempo a la comida al mediodía…
muy duro.
Así me planté con los deberes más o menos hechos hasta que…
una semana antes de la carrera, un domingo que me tocaba mi última tirada larga
de 18 kms, me levanté con dolor de garganta. Hice mi tirada sin contratiempos
tras tomarme un Lizipadol, pero durante el día el dolor fue a más y ya por la
noche tenía fiebre y no podía ni tragar. Aquella noche fue infernal, casi no
dormí, no podía tragar mi propia saliva y además tenía fiebre. Al día siguiente
fui incapaz de levantarme de la cama y me levanté tan sólo para ir al médico:
antibiótico durante una semana + Ibuprofeno y paracetamol. Me tiré casi 1 día y
medio sin comer y casi sin beber. El martes ya empecé a encontrarme mejor y el
miércoles ya fui a trabajar, el jueves hice un viaje de trabajo pero me
encontraba débil. Me desaconsejaron correr la maratón porque además me dijeron
que el antibiótico debilita y afecta a la musculatura. Yo consulté con Andreu y
me aconsejó dejar los antibióticos e ir a ritmo más pausado durante la carrera.
El viernes me probé haciendo un entrenamiento suave en la cinta del gimnasio de
sólo 7 kms y el domingo decidí plantarme en la línea de salida (es una putada
que te digan que no debes correr cuando llevas 4 meses entrenando como un
animal y encima tienes ilusión de entrar a meta con tus hijos de la mano).
El viernes tras el último entreno fui a buscar a mis hijos
al colegio y me fui con ellos a la feria del corredor a recoger mi dorsal. Ya
me los había llevado alguna vez y sabía que les encantaría, además creo que es
bueno que se empapen del mundillo del
deporte, un ambiente sano. Me hacía gracia porque les decía que correr una
maratón era prácticamente ser un superhéroe. La verdad es que lo pasamos bomba
y los peques salieron cargados de regalitos, globos, pegatinas… vamos, genial
para ellos. El sábado fue un sinvivir de nervios previos a la carrera y ya me
preparé al mediodía todo lo necesario para el día siguiente: camiseta, mallas,
dorsal, geles, gafas, media compresivas, bambas, pulsómetro… ya por la noche me
costó muchísimo dormirme.
Por la mañana del domingo me levanté puntual a las 6 de la
mañana, desayuno paleo completo y potente, me visto y me dirijo a las 7:05 h
del punto de encuentro con Pau, Jordi y Xavier, los Cangreburguer. De camino
paramos y se sube al coche un corredor veterano de maratones (casi 70 años
tenía el hombre) que nos explica batallitas de las incontables maratones que ha
corrido. Llegamos rápidos a la plaza España, nos encontramos con los otros
Cangreburguer (Joan Robert, Toni y Gerard) y vamos hacia la zona de salida, con
muy breve calentamiento, meadita y foto de grupo para la posteridad. Me meto en
el box de salida con Jordi (su segunda Maratón y compañero de aventuras en la
Cursa de Bombers de 2013) y Gerard. En condiciones normales pienso que hubiera
podido correr con Jordi (quiere bajar de las 4 horas) pero tengo previsto ir a
un ritmo más lento para asegurar ser finisher debido a mi reciente enfermedad.
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Con los Cangreburguer antes de la salida |
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Minutos antes de la salida |
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Selfie antes de salir |
Dan la salida y al cabo de casi 16 minutos salimos nosotros.
En seguida pierdo a Jordi y Gerard de vista, yo a lo mío. El recorrido al
principio es un poco rollo, ya que no hay mucha gente animando, aunque yo
guardo la esperanza de que Gisela (amiga del trabajo) salga a animarme al paso
por el Camp Nou. Al salir de Plaza España cogemos la carretera de Sants/
Collblanch (como se quiera llamar), aquí pasamos lo primeros kilómetros hasta
llegar a Avenida de Madrid donde seguiremos recto, subimos por Numancia, hasta la
Travessera de les Corts para pasar por delante de la Maternidad y el Camp Nou. Rodeamos
el Camp Nou y pasamos por delante del cementerio de Les Corts donde está el
mayor repechón de toda la carrera y donde me encuentro algunos runners que
incluso llegan a caminar. Yo voy intentando mantener todo el rato un ritmo que
me sitúe entorno a las 4 horas: 5:35-5:45. Llegamos a la Diagonal donde es más
llevadero correr con la continua bajada suave que hace el recorrido. He tenido
la prudencia de coger en el km 5 una botella de agua y voy bebiendo todo el
rato sorbitos, hoy va a hacer calor y tengo que estar muy bien hidratado. El
trayecto de Diagonal (este porque luego retomaríamos la Diagonal hacia el km 25
en la parte de Diagonal Mar) finaliza en Avenida Sarrià donde bajamos (las
piernas y el corazón lo agradecen) y donde está la tienda de Evasion Running
cuyo personal está animando (reconozco al vendedor de mis fantásticas Adidas Supernova
Sequence y le saludo). Giramos en la calle París dirección Llobregat y paso por
uno de los puntos que marcó mi juventud juerguista: el ya desaparecido Bar
Fogón (antro cutre con grandes recuerdos y muchas noches divertidas, quién me
hubiera dicho a mí que al cabo de unos años estaría corriendo por ahí una
maratón). Seguimos hasta llegar a Numancia donde giramos de nuevo dirección
Plaça Espanya en bajada. Me tomo un gel en el km 10. Justo a la altura de la
Dama i l’Ocell están los bomberos de Barcelona animando como locos (subidón),
ahora esto se empieza a parecer a una carrera de gran recuerdo, la Behobia. A
la altura del centro comercial Las Arenas la animación es tremenda, con grupo
de batukada incluido, lo cual es fantástico y llegamos ya al km 11. Voy
calculando el tiempo y veo que Mercè tendrá margen suficiente para esperarme
con los niños en Passeig de Gràcia (Mercè venía con mis dos hijos mayores,
Guillem y Clara y me tenía que ver allí, en Glorias y en la meta). Llegamos a
la archiconocida (Bombers, Jean Bouin, Media Maratón de BCN… todas pasan por
aquí) Gran Vía.
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Corriendo por la Gran Vía (creo) todavía muy entero |
Después de este tramo subimos por Paseo de Gracia donde me
sorprende que no hay tanta gente animando como esperaba. Empiezo a buscar a
Mercè, hemos quedado que ella siempre esté a la derecha de los corredores y a
la altura de Aragón los veo: ¡qué alegría! Me encuentro bien y los saludo muy
contento de verlos, Guillem se pone a correr al lado mío uno 20-30 metros, ¡qué
ilusión! En seguida se queda y vuelve con su madre y yo prosigo en mi camino. A
la altura de Rosellón giramos en dirección Sagrada Familia. Estoy bien y hay
cada vez más gente animando a lo largo del recorrido. Pasamos junto a la
Sagrada Familia, este recorrido realmente es muy bonito y se pasa por los
puntos más emblemáticos de la ciudad. A la altura de Mallorca con Sagrada
Familia me habían avisado que había un fotógrafo, yo saludo pero un tipo se
pone justo en medio de mi instantánea… ¡lástima! Ahora ya llegamos a la calle
Valencia donde giramos a la izquierda en dirección la Meridiana. Yo voy todo el rato con mis botellas de agua
hidratándome cada poco tiempo y con un buen ritmo con objetivo de hacer 4 horas
en la Maratón. Aquí me saludan unos vascos porque llevo puesta la camiseta de
la Behobia-San Sebastián de este año, les digo que soy catalán pero que la
carrera fue genial, que repetiría seguro. Así transcurre todo hasta que
llegamos a Meridiana.
Giramos a la izquierda en Meridiana donde creía que sería
una parte dura del recorrido, pero hay tantísima gente animando y con tantos
grupos de animación que se hace más llevadero pese al calor que hace y al hecho
de que sea cuesta arriba suave. Se empieza en el km 18, se corren 2 kms por
ella, se da la vuelta y se deja la Merdiana en el km 22. Aquí voy a ritmo más
lento pero seguro y con la gente que te lleva en volandas. Al llegar al km 20
hay un avituallamiento donde hay comida (fruta) y donde cometo el error de no
coger nada porque me despisto, pero sí cojo Powerade y agua. Llego al final y
damos la vuelta. Veo que pasaré la media maratón ligeramente por encima de las
2 horas, pero me noto bien y fuerte, así que al pasarlo en 2 horas y 15 segundos
(más o menos) me digo que ahora es el momento de apretar el ritmo para ir 5
segundos más rápido el km. Y llego al final de Meridiana y… ¡ñaca! : ¡primer
aviso! Ligero tirón en el la parte de atrás de la pierna izquierda que me hace
tocarme la zona y cojear. Sigo corriendo con tiento y veo que todo va más o
menos bien, pero me acojono. Voy corriendo y pienso que lo de “apretar” mejor
dejarlo estar para otro año, que hay que acabar. En breve llegamos de nuevo a
la Gran Vía (tramo muy muy feo) y voy aflojando el ritmo. Dejamos la Gran Vía
por Rambla de Prim y noto que mis gemelos (especialmente los de la pierna
izquierda) empiezan a moverse extrañamente solos (uh oh…). Me pongo a un lado y
en una acera estiro los gemelos para liberarlos de tensión. Sigo. Pienso que
sería conveniente recurrir a algunos de los supuestos fisios que hay a lo largo
del recorrido para que me ayude con un breve masaje.
Llegamos a la Diagonal cerca del Fórum y subimos por ella
dirección Glorias. En eso que veo el avituallamiento del km 25 (ya me he tomado
mi tercer gel hace poco) y pillo plátanos, powerade, agua… y veo un puesto de
fisio. Le pido si me puede ayudar y al pararme… ¡zasca! calambre y se me sube
el gemelo. La chica me ayuda y me devuelve rápidamente el gemelo a su sitio… no
puede hacerme nada. Sigo y ya pienso seriamente que no voy a poder acabar en mi
estado, que lo lógico sería abandonar hasta llegar al punto donde está Mercè
(km 28). Voy a un ritmo muy lento y me tengo que parar alguna vez a estirar de
nuevo. Se me hace agónico llegar hasta las Glorias, con mis gemelos moviéndose
al ritmo de baile de San Vito. Y llego: ahí está Mercè con los niños y le digo
“no puedo más” y ella me dice “tú tranquilo cariño hasta donde puedas”, así que
sigo (error, debería haberlo dejado antes).
Me dirijo ahora hacia el Fórum, y me veo con fuerzas de
seguir incluso en unos 2-3 minutos me da la sensación de que mis piernas han
mejorado algo: espejismo ya que en cuanto lo pienso vuelven los calambres.
Paro. Me aparto de la carrera y al lado de un bar me pongo a estirar los
gemelos. A eso que pasa Jordi (al que yo hacía mucho más adelante y resulta que
yo lo había pasado) y me anima que siga, el hombre está caminando y con cara de
destrozado (se ha dado de bruces con “EL MURO”), yo le digo que no puedo más
que tengo calambres. Se van los calambres y veo que Jordi corre al ritmo del
trote cochinero, venga va, vamos a seguirle unos metros más atrás de él. Paso
el km 30 y me bebo todo lo que hay a mi alcance… Sigo unos 200-300 metros medio
corriendo y caminando cuando un chico me anima: “Vamos Hugo”. No lo conozco de
nada pero llevo el nombre en el dorsal, le saludo en forma de agradecimiento y…
me dirijo hacia donde está él para estirar. En ese momento se me suben los
gemelos de ambas piernas junto con los cuádriceps ¡dolor! No me puedo aguantar
de pie, tengo dos bolas tremendas en las piernas. El pobre chico intentar ayudarme
y le pido que empuje la punta del pie hacia arriba para que los gemelos vuelvan
a su sitio. ¡Menos mal de él! Es el momento de abandonar, no voy a poder acabar mi primer maratón, lo he
intentado pero no ha sido posible. Hay que ser realista, habiendo estado dos
días en la cama fatal y con antibióticos no era la mejor combinación posible
para alcanzar mi sueño de entrar con mis hijos de la mano en el km 42,2.
Cojo mi móvil y busco con Google Maps la parada de metro más
cercana: estoy de suerte, a unos 50 metros de dónde estoy yo hay una parada.
Además llevaba un billete encima por si acaso… Llamo a Mercè y quedo con ella
en Urquinaona para volver a casa, mi aventura se ha acabado.
Mi experiencia de mis ¾ de maratón ha sido positiva, lo
disfruté hasta que mis piernas iban por otro camino del que yo quería que
fueran y adquirieran vida propia. Por la noche me enteré que con unas pastillas
de sales seguramente hubiera podido evitar los calambres, pero como no dejo de
ser novato en estas lides no lo sabía: lástima.
Ahora tengo ganas de hacer otras cosas, además de correr,
correr y correr. El entrenamiento para una maratón es muy duro y sacrificado y
ahora el cuerpo me pide otras cosas: volver a pillar “la flaca” (mi bici de
carretera) y volver a la piscina. Mi objetivo es preparar un triatlón olímpico
para principios de verano: el de Cambrils. La verdad es que últimamente el
trabajo y la familia no facilitan demasiado tiempo para entrenar y no sé si
estaré suficientemente preparado, pero tengo ganas de variar. Ya he vuelto a la
bici con buenas sensaciones (sólo un día) y a la piscina (con ritmos
increíblemente lentos). Me gustaría subir de peso, porque con el entreno de
Maratón creo que he bajado demasiado y estoy entre 66-67 kgs (hace un año
pesaba más de 85 kgs), quiero volver a 70 kgs para ganar algo de volumen de
grasa-músculo en el tronco superior y flotabilidad. ¿Y otra maratón? Ni idea,
ahora mismo está fuera de mis planes, conociéndome seguro que me volveré a
apuntar al reto, pero no sé si será en 2015 o 2016. Me gustaría, eso sí, que
fuera en Barcelona.
Salud y kilómetros
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