El sábado 26 de julio disputé mi
segundo triatlón de este año. Tras la frustración de no poder
acabar el Triatlón Olímpico de Cambrils (porque se me rompió el
sillín), tenía más ganas que nunca de triatlón. Si a
eso le unimos que tampoco había podido cruzar la línea de meta de
la Maratón de Barcelona, tenía más necesidad que nunca de sentirme
finisher de una prueba exigente. Me enteré pocos días antes de que
se hacía este triatlón que además coincidía con un día muy
sensible para mí: el primer aniversario de la muerte de mi padre. La
verdad es que no se me ocurría mejor manera de estar conmigo mismo y
mi dolor aún reciente, que hacer un triatlón. Lo hablé con mi
mujer y aquel sábado me levanté temprano en Llafranc (donde ya
habíamos iniciado nuestras vacaciones) para llegar con tiempo a
Banyoles, que estaba a unos 50 minutos en coche.
Llegué a Banyoles, donde no había
estado desde niño, y en seguida localicé los boxes, recogí mi
dorsal y preparé todo. Hacía un día radiante y el día apuntaba a
que íbamos pasar calor, la salida a las 10 de la mañana. Los boxes
eran en un campo de fútbol, todo muy amplio y bien organizado, ya
que al día siguiente se disputaba una prueba de la copa de Europa de
Triatlón. La natación sin neopreno en el Lago de Banyoles, lo cual
garantizaba un baño sin oleaje y sin medusas (pero sin la
flotabilidad adicional que proporciona el agua de mar). Nos tenemos
que tirar al agua desde un pantalán y no lo veo muy claro la
viabilidad de volver a subir. Estoy un rato esperando y me pongo a
charlar con un chaval de 14 años que es su primer triatlón y está
un pelín nervioso, él entrena atletismo y me dice que ha probado y
los 750 metros los hace 12-13 minutos. Le digo que con esas cifras
puede quedar entre los primeros en su categoría y él me dice que lo
duda…
Salen primero las féminas con los junior, luego federados y
por último los demás hombres, mi grupo. El tramo de natación se me
hace largo, pero bastante limpio en cuanto a golpes, la verdad es que
es una experiencia distinta nadar en un lago. Salgo del agua un tanto
descolocado en mis clásicos 16 minutos y pico en natación.
Me
dirijo al box, cojo mi bici y en seguida me uno a dos ciclistas con
los que vamos adelantando gente y cogiendo buenas velocidades los 4-5
primeros kilómetros. Al llegar a una rotonda con un repecho pierdo
mi grupo y empiezo a tirar solo, intento darles caza pero no puedo.
El recorrido es variado y es partes exigente. Ya de vuelta hacia
Banyoles me engancho a un grupo de tres ciclistas y sigo con ellos un
par de kilómetros, hasta que alcanzamos el repecho de antes en forma
de bajada. Vamos a tumba abierta con velocidades superiores a los 55
km/h, este tramos es divertido. Al llegar al llano me cuesta
seguirlos hasta que los pierdo definitivamente. Lo que yo ya pensaba
que era la bajada rápida hasta boxes y Banyoles se traduce en otro
fuerte repecho que hace que tenga que subir piñones y resoplar.
Finalmente por fin el merecido descenso hacia la capital del Pla de
l’Estany, bastante petado (45 minutos y 39 segundos en total).
Llego a boxes, me
tomo un gel y empiezo a correr, amago de tirón en una pierna y
modero mi ritmo hasta que las piernas me permitan correr con cierta
normalidad. El recorrido son dos vueltas que transcurren mitad por
asfalto, mitad por recorrido de tierra bordeando el lago. Llego a la
primera mitad de la primera vuelta y me voy encontrando mejor,
empiezo a adelantar triatletas (después de que muchos me adelantasen
al principio). Me hidrato y me mojo ya que hace mucho calor. En la
segunda vuelta voy animando a las muchas chicas que veo sufriendo. Ya
encaro el último kilómetro y me pongo codo con codo un rato con
otro triatleta, hasta que decido esprintar para entrar en meta con un
tiempo de 1 hora 28 minutos y 59 segundos, no es mi mejor carrera,
pero había más kilómetros en bici de los que tocaban. Alzo los
brazos y se lo dedico a mi padre a quien he tenido presente todo el
recorrido. Te echo de menos.
Como fruta y bebo en la zona de
recuperación recojo mi “paraguas del corredor” (no había
camiseta, era paraguas). Recojo mi bici y mis pertenencias y para
casa. Por cierto al final mi “amigo” debutante de antes de
empezar quedó tercero de su grupo de edad, con 1 hora, 11 minutos y
30 segundos.
Salud y kilómetros
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